FELIPE GONZÁLEZ
Propietario:
Don Carlos Alberto González Chapa
Rancho:
Tenopala
Ubicación:
Atlangatepec, Tlaxcala
Divisa
Morado, rojo y amarillo
Fundación:
1978
Don Felipe González era hijo del extraordinario ganadero de Coaxamaluca del mismo nombre.
Heredó 40 hectáreas en esta histórica hacienda, sin embargo, lo más valioso que recibió de su padre fue el amor por la fiesta y por el toro, así que con mucha afición, en el rancho pulquero que poseía y era su sostén, fundó su casa ganadera en 1978.
Estos terrenos no contaban con la infraestructura para una ganadería de toros bravos, por lo que tuvo que luchar para adaptarla.
Con 40 vacas y un semental de Coaxamaluca de nombre «Cariñoso» del que guardaba una pintura en la sala de su casa, inició su ganadería.
En 1979 agregó 30 vacas de Marco Antonio González y un semental de Coaxamaluca.
Se presentó en la México el 7 de noviembre de 1982 con una novillada para Valente Arellano, Manolo Mejía y Ernesto Belmont, tarde para los anales de la Monumental, pues fue apoteósica debido a la gran competencia que existía entre los alternantes.
Los novillos resultaron extraordinarios, a «Pelotero», el quinto, lo banderillearon los tres y causaron tal euforia en los tendidos que el público los obligó a dar la vuelta al ruedo; en el recorrido el novillo les hizo el viaje, Valente y Manolito se dieron cuenta y tomaron el olivo para aliviarse del trance, sin embargo, Ernesto Belmont no se percató del burel sino hasta que lo tenía encima y en un momento lleno de torería, con el afamado sombrero charro del Teniente, le dio un pase de pecho al bravísimo novillo de don Felipe y causó la locura en la plaza.
Valente que no se dejaba ganar las palmas por nadie, le cortó las dos orejas y el rabo.
De esta forma, don Felipe comenzó con el pie derecho, aunque ya desde antes de debutar con su propia ganadería, por estar siempre al lado de su padre e incluso llegar a ser quien estuvo al frente de la añorada casa tlaxcalteca de Coaxamaluca, donde aprendió las bases de la crianza y el manejo del toro bravo, y cuyos triunfos se han escrito con letras de oro en la historia del toreo en nuestro país, supo lo que era ser paseado en hombros, como aquella tarde de marzo de 1959 en la Plaza México, donde alternaron Lorenzo Garza, Manuel Capetillo y Joselito Huerta y al caer el quinto de la tarde de nombre «Guapetón», que le correspondió al diestro jalisciense, los aficionados se tiraron al ruedo de la Monumental de Insurgentes para pasear en hombros a los tres alternantes y a don Felipe González Pérez.
El sexto le dio una cornada al León de Tetela, en su arrojo y vergüenza torera por no dejarse ganar las palmas.
El toro «Guapetón» mereció el honor de una placa que lo inmortalizó en el coso más grande del mundo.
Don Felipe González Pérez falleció en Coaxamaluca el 23 de julio de 2004 y desde entonces sus sucesores ven por su ganadería.