ATLANGA
Propietario:
Don Emilio Rodríguez Arroyo
Rancho:
San José Atlanga
Ubicación:
Atlangatepec, Tlaxcala
Divisa
Rojo y azul rey
Fundación:
1890
Es una de las ganaderías más antiguas de México.
Data de fines del siglo XIX.
Fue fundada en 1890 por don José María Rodríguez en el mismo lugar donde ahora se encuentra.
Lo hizo en base de vacas criollas que había en la región, otras de Tepeyehualco y un semental español de don Eduardo Ibarra.
En 1926 se agregaron vacas criollas de Atlamaxac, así como un semental de Zotoluca.
En 1930 fue adquirido un semental de San Mateo, en 1937 uno de Piedras Negras y entre 1940 y 1960 varios de Zotoluca y Zacatepec.
A partir de 1960 se añadieron algunos de don Jesús Cabrera y en 1980 uno de don Reyes Huerta.
Al fallecer don José María Rodríguez en 1937, heredó la ganadería su hijo don David Rodríguez, quien se hizo cargo de la vacada hasta 1959 cuando murió, su esposa doña Josefina Arroyo Briseño tomó las riendas de la histórica hacienda hasta su muerte en 1985.
Entonces pasó a manos de su hijo don Emilio Rodríguez Arroyo, actual propietario.
Lidió por primera vez en la ciudad de Puebla el 12 de mayo de 1895 y se presentó en la Ciudad de México en la plaza de Tacubaya el 14 de junio de 1896, con cinco novillos de Atlanga, además de uno de La Gavia para Francisco Palomar Caro Chico, Manuel Carmona Gordito y Manuel Cervera Prieto.
A la capital del país mandó su primera corrida, para jugarse en la antigua Plaza México el 28 de enero de 1906, seis toros, con Antonio Fuentes y Antonio Montes en el cartel.
Esta casa fue prácticamente arrasada en la Revolución, pero el abolengo y la casta de esta familia la volvieron a levantar, don Emilio es un hombre que tiene verdadera pasión por su casa y por su historia, tras esos impresionantes muros hay cientos de historias taurinas que dan testimonio de sus más de cien años de vida, han sabido sobreponerse a todo incluso en 1999 se desbordó una de las compuertas de la presa de la laguna de Atlangatepec inundándoles los terrenos, a caballo y con cuerdas pudieron rescatar gran parte del ganado y llevarlo a un lugar seguro, perdieron la cosecha, con gran entereza están de pie luchando día a día por conservar esta gran tradición taurina.