Don Carlos Hernández González, tío y mentor taurino del actual propietario y quien en su juventud actuara como novillero puntero, fundó esta ganadería en 1978 como “Carlos Pavón” (sobrenombre utilizado de novillero), con ganado de origen de la herencia de su madre, Doña Beatriz González Carbajal, quien fuera hija de Don Romárico González y hermana de Don Wiliulfo González ganaderos de Piedras Negras e hija de doña Beatriz Carbajal, copropietaria de la ganadería de Zotoluca.
En 1983, Don Carlos cambió el nombre de la ganadería a “Carlos Hernández”.
En 1989 la adquiere su actual propietario en copropiedad, la cual liquida en el año 2018, quedando Don Francisco como único propietario, quien en el año 2001, ya había cambiado el nombre de la ganadería a “Cuatro Caminos” en honor a su tío Pancho Pavón, novillero fallecido por percance en el Toreo de Cuatro Caminos en el año 1959.
En el año 2018 se cambió la ganadería de ubicación a Querétaro, adquiriendo Don Francisco el rancho en el cual actualmente se ubica.
Asimismo, en el mismo año, se cambia la totalidad de la sangre que tuvo desde su fundación a la sangre Parladé, al adquirir vacas y sementales de Jaral de Peñas y otro lote de vacas de Santa Cruz de Xarama, del mismo origen Jaral de Peñas.
Después del esfuerzo de cambio de rancho y sangre, y con los conocimientos aprendidos de su tío Carlos, los resultados obtenidos en las primeras tientas de este encaste han sido extraordinarios.
La ganadería se presentó en la Plaza México el 31 de agosto de 1986 con seis novillos para Francisco Villalba, Alejandro del Olivar y Ramón González Zapaterito.
El 17 de agosto de 1997 lidiaron una novillada en la Plaza México para César Castañeda, que fue ovacionado en sus dos enemigos, Christian Aparicio y José Serrano.
El 29 de enero del 2006 se lidió una corrida en la cual actuó Pablo Hermoso de Mendoza con dos toros de Montecristo y a pie actuaron Manolo Arruza y Xavier Ocampo con toros de Cuatro Caminos, esa tarde saltó a la arena el famoso toro “Pajarito”, nombrado así por Don Francisco en honor a Don Raúl de Haro, recién fallecido a esa fecha y a quien así apodaban de pequeño, y que al tocarse con un aficionado del tendido saltó al mismo, causando un gran alboroto y que milagrosamente se puso solo para ser apuntillado, al atorar su mano en un asiento de barrera de primera fila y sin haber causado heridas mayores a los aficionados presentes.
Además esa tarde hubo triunfos importantes para los tres actuantes.