Ganadería
Atenco
La hermosa hacienda de Atenco, enclavada en el Valle de Toluca, es la más antigua ganadería de toros bravos que está aún en pie. Su origen data de la Conquista de México. El mismo Hernán Cortés dio como repartimiento a su primo, el licenciado Juan Gutiérrez Altamirano el pueblo de Calimaya y otras estancias. Con estas propiedades formó la hacienda. Se dice que por intervención del virrey Luis de Velasco se trajeron doce pares de toros y vacas de la región de Navarra, norte de España, de lo cual existe una polémica basada en hechos históricos comprobables que cuestionan la realidad de este acto, sin embargo, no hay duda de que los primeros en traer ganado a la Nueva España fueron los conquistadores, en concreto, Cortés quien originalmente llevó ganado menor a las Antillas y de ahí entró por Veracruz. Así, Atenco con reses criollas, vivió sus primeros siglos en manos de los condes de Calimaya, quienes la vendieron a don Rafael Barbabosa Arzate en 1878 y se convirtió en una de las casas madres de la ganadería brava mexicana. Don Rafael la posee y ve por ella hasta su fallecimiento el 21 de marzo de 1887, cuando la deja en manos de su viuda y de sus hijos Aurelio, Herlinda, Antonio, Concepción, Juan de Dios, Rafael y Manuel. El 25 de abril de 1897 lidiaron en La Habana dos toros que mató Juan Jiménez El Ecijano, siendo éstos los primeros mexicanos en ser toreados en el extranjero. En 1910 trajeron de la afamada ganadería de Pablo Romero 4 vacas y 2 sementales, por lo cual se pensó que de ahí tomaba los colores de su divisa, cuando en realidad provienen de la Virgen de la capilla de la hacienda, Nuestra Señora de la Concepción de Atenco, vestida de celeste y blanco, colores que luce desde antes de esta importación de simiente, como lo muestran antiguos carteles. En 1925 adquirieron toros de la ganadería hermana de San Diego de los Padres. En 1949 se disuelve la sociedad de los hermanos Barbabosa y queda en manos de don Manuel, quien vio por ella hasta su muerte en 1958, cuando la legó a sus hijos don Luis Ignacio y don Gabriel, quienes a su vez deciden enajenarla en 1968 a don Juan Pérez de la Fuente. Este, que en 1977 agregó dos sementales zacatecanos de José Julián Llaguno, se hizo cargo de la ganadería hasta el día de su muerte el 5 de marzo de 1988 y la legó a sus actuales poseedores, pero don José Antonio falleció el 12 de mayo de 2003 en Toluca, Estado de México, y sus sucesores, con mucha afición, luchan en contra de las adversidades, para sostener en pie esta histórica casa mexicana. ¡Qué orgullo conservar esta ganadería!